Un disco, un libro y una serie para estas vacaciones

lunes, julio 27, 2015

Siempre que me escapo unas semanas de vacaciones, no solo me llevo la toalla y el protector solar… también arrastro conmigo un pequeño arsenal para distraer aún más mi cabeza. Nada de elegir al azar, ojo. Siempre he intentado que lo que me acompañe tenga ese toque sorpresa que te hace decir: “¡esto sí que no me lo esperaba!”

Mi kit veraniego suele tener tres básicos. El primero: ese disco que lleva años cogiendo polvo en tu lista de procrastinaciones varias, al que por fin le das una escucha tranquila, con tiempo para saborear cada nota y entender por qué la crítica lo adoró (o lo destrozó). El segundo: un libro de un autor completamente desconocido para mí. Nada de ir a lo seguro; la idea es dejarse sorprender, aunque sea con una trama loca o un estilo que rompa todos los esquemas. Y por último, la guinda del pastel: una serie nueva, siempre la primera temporada, que me permita engancharme sin tener ni idea de lo que me espera. La emoción del descubrimiento, yu now.

UN DISCO: "THE STONE ROSES"

The Stone Roses

Hay que tener valor —o un cuajo de campeonato— para admitir que llevo casi 25 años esperando el momento ideal para escuchar un disco con tranquilidad. Pero bueno, los que me conocéis sabéis que lo mío va así, sin prisas pero sin pausa.

El elegido para semejante ritual no podía ser otro que el debut de The Stone Roses, publicado allá por 1989. Ese disco no fue solo un pelotazo: fue la semilla que dio forma al Brit Pop, mucho antes de que Oasis, Blur o Pulp se pusieran a jugar con flequillos y parkas. Ian Brown y John Squire lo tenían todo para llegar al Olimpo musical, y lo rozaron con sus dos discos. Pero como ocurre con muchos grupos míticos… las peleas internas y un cambio de sello mal gestionado lo mandaron todo al traste. Una pena. Podrían haber sido dioses, se quedaron en leyenda.

Para quienes no los conozcan, The Stone Roses eran pura psicodelia con pop, rock y mucho ritmo. Prolongaban sus canciones hasta el infinito, y lo hacían con actitud: guitarra afilada, bajo firme, batería potente y Ian cantando con el mentón apuntando a las estrellas. No es casualidad que Liam Gallagher haya cogido más de una lección del maestro Brown.

Y lo más curioso: yo los descubrí por su segundo disco, Second Coming. Escuché “Love Spreads” y casi me caigo de culo. Aquel riff me voló la cabeza. Nació el mito para mí… aunque fue un coitus interruptus musical. No hubo tercer disco, solo recopilatorios y ediciones con caras B. Pero vaya dos discos. Como diría un moderno: “ese grupo estaba muy por delante de su tiempo”.

UN LIBRO: "LA CHICA DE LOS PLANETAS y otros relatos"

Holden Centeno: La Chica de Los Planetas y otros relatos

Este verano he decidido acompañarme de un libro “amable”, como me gusta llamarlos. El autor, Holden Centeno, empezó como muchos valientes de las letras: escribiendo relatos personales en su blog. Y como gustaron —y mucho— se lanzó a publicar su primer libro: La Chica de Los Planetas.

La elección no es casual. Después de poner en marcha el blog musical, ¿cómo no darle espacio en mis vacaciones a una historia ligada a la música? Y los fans de Los Planetas, esos granainos eternamente atormentados por su musa interplanetaria, sabéis bien de lo que hablo. Las letras del grupo siempre orbitan alrededor de esa chica que les hizo perder el norte (o al menos la paz mental).

Holden Centeno, en su novela, intenta hacer lo mismo: recuperar a su Chica a través de la música y las palabras. Una especie de exorcismo emocional con banda sonora indie. Veremos si lo consigue… yo por lo pronto, ya tengo mi ejemplar preparado para sumergirme entre melodías y nostalgias.

UNA SERIE: "FARGO"

Fargo de Noah Hawley
Últimamente, tengo las series un poco atravesadas. Salvo Juego de Tronos, que me enganchó como si no hubiera mañana y me ventilé las temporadas cuarta y quinta en una semana, el resto me tienen un pelín aburrido. Así que este verano toca dar una oportunidad a esa serie que lleva tiempo en la lista de “pendientes con ganas”: Fargo. Basada en la película genial de los hermanos Coen, dicen las críticas que es una de las sorpresas del año. Thriller policíaco con estética de cine negro, justo el tipo de serie que me flipa... pero solo si estoy bien centrado, sin siesta acechando.

Y ahí viene el reto: normalmente veo las series después de comer, cuando el calor aprieta y el cuerpo pide rendirse. Ese momento de modorra absoluta es perfecto para saber si una serie tiene lo que hay que tener. Si consigue mantenerme despierto... entonces tiene mi respeto. Por ejemplo, estoy seguro de que True Detective no habría pasado esa prueba de fuego veraniega. Hay que estar fino.

Enjoy.

Quizas te guste...

0 comentarios

Gracias por comentar.